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Joan Busquets: «La corrupción una práctica del franquismo que no ha muerto»

Hace 41 años que falleció Franco y sus victimas siguen permaneciendo en la oscuridad más absoluta, olvidados por el Estado español, sólo son recordados de tarde en tarde cuando hay un acto extraoficial sin trascendencia.

Mariano Rajoy, estima que las victimas del franquismo son hechos añejos del pasado, dando a entender que no es un tema de actualidad y debe ser sepultado ya de modo definitivo para que no se hable más. Olvidar o decidir de no recordar el pasado, como propone Rajoy i sus amigos por intereses políticos, corremos el peligro de repetir los errores del pasado.

El Partido Popular ha sido siempre refractario a apoyar las victimas republicanas, en cambio apoya la subvención de la Fundación Francisco Franco con dinero público, sin olvidar tampoco las pensiones a los aviadores de la Legión Cóndor, los cuales perciben del gobierno español una paga vitalicia que pasa de padre a hijos como compensación por masacrar la población española durante la guerra civil.

No sólo son los del PP que continúan sosteniendo a Franco, los socialistas tampoco se quedan atrás, con la publicación del diccionario Biográfico Español, editado con el gobierno de José Luis Zapatero, donde se evita llamar a Franco dictador. La réplica no se hizo esperar, personalidades del mundo de la cultura alzaron la voz contra la Real Academia responsable de su edición, calificándola de falsear la historia.

El Ministerio de Educación fue quien dio 6,4 millones de euros para financiar la obra, ahora que no nos digan que el gobierno SOCIALISTA no sabía cuál era la tendencia política de los historiadores seleccionados.

Muchos miembros de la academia son firmemente adictos en la cultura política del franquismo, por ejemplo, el académico Eloy benito Ruano (Madrid) fue catedrático de Historia Medieval en la UNED y, antes inspector de policía de la Brigada Político Social franquista. Otro académico, el catedrático y sacerdote Quintín Aldea Vaquero, se le tilda de «conservador», pero no es el único religioso: el cardenal Antonio Cañizares ingresó en febrero de 2008 con un discurso de exaltación cristiana («La fe católica, se profese o no por las personas, y se quiera o no, constituye el alma de España»). Carlos Seco Serrano catedrático de Historia Contemporánea de la facultad de Ciencias de la Información de la Complutense y decano, se le define como monárquico. «Hace una defensa expresa de la Transición y el Rey a partir de finales de los setenta», Vicente Palacio, catedrático de Historia de España Contemporánea, se afirma «Tradicionalista y franquista, próximo a sectores nacional-católicos y simpatizante del Opus Dei».

Que valga con los mencionados para hacerse una idea en qué manos está la historia de España.

En el Congreso de los diputados (febrero 2017), Joan Tardà en una réplica a Mariano Rajoy, dijo: ustedes, refiriéndose al Partido Popular, «no han sabido enterrar el franquismo». Esta recriminación fue motivada por el rechazo del Gobierno, a una proposición de Ley de ERC sobre el reconocimiento de los guerrilleros i las victimas en general.  En dicha alocución el diputado Joan Tardá nombró en el Congreso los nombres de ocho guerrilleros que aún viven en diferentes puntos de España, pero olvidó mencionar a los guerrilleros catalanes que están también aún vivos. Es un pequeño detalle de inatención, lo admito. El Señor Tardá puede informarse sobre ese asunto de los guerrilleros, si es su deseo, en el Centre d’Estudis Josep Ester Borràs o la local de Berga (CGT).

El PP ha defendido siempre el legado político que Franco dejó «atado i bien atado» antes de su muerte, aunque hubo otras entidades políticas que también se alinearon a este tejemaneje, tanto de derechas que de izquierdas. Nadie se opuso tan siquiera cuando fue proclamado rey Juan Carlos, ni tampoco cuando se le otorgó la jefatura del Estado, de acuerdo con la Ley de Sucesión (1947), que aceptó sin ningún embarazo.

Por tanto el pasado, ese velo que lo cubre, un día u otro será destapado i los resquicios que quedan del franquismo serán irrevocablemente arrojados en el abismo más profundo, y en el Bing Bang seguirá el rey, que no tuvo la honestidad de poner el cargo Jefe de Estado en un referéndum, que es lo mínimo que podía haber hecho, sólo sea por dignidad y respeto al pueblo español.

Hace años que sufrimos las consecuencias del mal principio que tuvo la democracia, por no reconocer los crímenes e injusticias cometidas durante a lo largo de la dictadura. Optando sacrificar por segunda vez las victimas antes que reprobar los verdugos. Hay muchos fallos en nuestra flamante democracia heredada del franquismo que quedó encasquillada hace años.

Algunos de los chanchullos que nos dejó Franco siguen siendo todavía de actualidad, el más relevante, la corrupción. Sabemos que Franco utilizaba esta práctica para controlar mejor sus colaboradores. Permitiéndoles robar a cambio que fueran leales al «Movimiento Nacional», ante la amenaza de ser delatado si no cumplía con la función encomendada. Una forma de chantaje, que dio al dictador un resultado positivo incontestable.

Esta práctica en gran parte heredada del franquismo ha inspirado a nuestros políticos actuales, el Partido Popular encabeza el primer puesto, a continuación en este orden sigue el PSOE. Aunque en la oposición los socialistas criticaban de modo sistemático al PP de hechos que ellos mismos cometieron cuando estaban en el Gobierno. Es una historia que se repite, “el cuento de nunca acabar entre esos dos partidos que se entienden a maravilla”.

El PSOE por el hecho de simbolizar la izquierda, entre comillas, moralmente, estaba más comprometido que el PP, que reivindica por afinidad ser heredero directo de los que ganaron la guerra civil, pensamiento como ha quedado demostrado sigue defendiendo. En su día el PSOE tuvo la oportunidad de haber resuelto el problema de la memoria histórica cuando estaba en el gobierno, i que no hizo. Sea por miedo de afrontar la realidad de los hechos o por las circunstancias que fueren no cumplió con su promesa electoral; engañando todas las victimas republicanas, hasta sus propios compañeros socialistas.

Vaticiné hace años, que esta política de derechas del partido socialista, con el tiempo le iba ser fatal. Veredicto que ha quedado confirmado, ante el escenario político de inestabilidad que atraviesa en ese momento.

Continuando con el problema de la corrupción, hecho que cangrena i pudre nuestra sociedad, que se ha filtrado en la más alta instancia del Estado. Sobre ese tema, Rajoy, imperturbable, subraya «la justicia es independiente y funciona bien en España». Es todo lo contrario, dado que el poder político intenta controlar el Legislativo y Judicial, como de hecho parece estar ocurriendo.

«El propio Parlamento promovió una reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial,1980, «otorgando al poder político la facultad de nombrar todos los miembros del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), órgano a partir del cual se obtiene la llave para los nombramientos de todos y cada uno de los altos tribunales del poder judicial, Tribunal Supremo, Tribunales Superiores de Justicia, Salas Civil-Penal de cada comunidad, presidentes de las Audiencias Provinciales, y un largo etcétera de designaciones judiciales “a dedo” , deben sus cargos al poder político».

Lo que se deduce, la mayoría de jueces son afiliados o controlados por el PP i PSOE, los dos partidos mayoritarios. Me pregunto ¿dónde está esa hipotética independencia judicial? –es irreal, además ineficaz, puesto que las penas impuestas a los corruptos no ha resuelto el problema, ya que el corrupto prefriere cumplir el total de la condena antes que entregar el capital sustraído. Admite ser más rentable cumplir dos o tres años firmes de cárcel que rembolsar el dinero robado. Máxime cuando la cárcel, para ese tipo de delincuentes de guante blanco, es similar a un hotel de 4 estrellas.

Todo está bien organizado en España para que los políticos corruptos puedan sobrevivir, ya que la corrupción está metida en todas partes, hasta en los Tribunales.