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Revolta antipolicial a Ferguson

Hem demanat a un company que ha estat als EUA que ens escrigui de primera mà les seves impressions al voltant de les petites-grans revoltes que s’están generant com a resposta als assassinats policials amb tints clarament racistes i racials.

Parece que todo ha vuelto a la normalidad, aunque sea una normalidad distinta a la anterior. Durante una semana la prensa ha llenado las ondas discutiendo detalles sobre si Mike Brown recibió los balazos fatales estando quieto o avanzando hacia el cerdo Darren Wilson, o enumerando las irregularidades en el proceder del fiscal que hubiera podido corromper la justicia…

Por fin los fuegos se han extinguido en su gran mayoría y nuevas controversias han surgido a distraer a las masas malcontentas, y los poderosos están respirando con relieve.

Las y los rebeldes han llegado a nuevas alturas. En Ferguson y St. Louis, batallas intensas, saqueos e incendios, disparos de fusil… disturbios con incendios en otras ciudades como Oakland y donde faltaba la fuerza de numerosos ataques nocturnos. La nueva herramienta generalizada parece ser la obstrucción de carreteras: grupos de manifestantes desde unas docenas hasta mil suben a autopistas y las convierten en zonas de fiesta, de batalla o de hogueras. Ahora está pasando en las ciudades más predecibles como Oakland o Nueva York, ciudades típicamente pacíficas como Boston, y ciudades pequeñas donde nunca se había visto antes tal táctica, como Providence o Durham.

En Durham, una mani convocada anónimamente para crear una alternativa a la concentración convocada por la izquierda, consiguió juntar un centenar de personas diversas, viejos y jóvenes, blancos, negros y latinos, que tomaron las calles chillando abusos y insultos a la policía y empezaron a tirar varios obstáculos en la calle. Una cuarta parte iba con las caras tapadas. Antes de, por fin, rendirse y dejarse absorber en la concentración multitudinaria convocada por organizaciones negras de la izquierda, había bloqueado calles, disparado petardos a la policía, pintado la cárcel bajo las narices de los guardias, atacado un restaurante gentrificador y moderno con la cara de llamarse «Revolution» y ocupado la autopista durante la hora punta.

Y Durham no es nada más que una ciudad pequeña, lejos de Missouri, donde existe una izquierda bien organizada.

No sé cuántas ciudades vieron disturbios o manis combativas estos días. La prensa minimizó bastante la violencia, concentrándola en general en Ferguson y St. Louis. Pero he recibido noticias de amigos en ciudades cualquiera hablando de fuegos donde la prensa no hablaba de acontecimiento ninguno.

Aparte de eso, habían cien o mas ciudades donde ocurrieron manis o concentraciones pacificas, por ejemplo Washington DC, donde una multitud de 10,000 no hicieron nada más que ocupar Wallmart (hablando, al menos, de la conexión entre gentrificación y violencia policial).

En general la policía ha sido muy refrenada, postura poco típica para la pasma gringa y que demuestra algo significativo: que reconocen la presencia de un poder capaz de amenazarles, que no quieren despertar más aun.

Así que no fue la policía el freno principal a esta rebelión, sino la Izquierda, o lo que hay de una izquierda fragmentada y post-neoliberal en esta sociedad colona.

Mezclas distintas en cada ciudad de curas negros, Nation of Islam (la organización nacionalista en que participo durante un tiempo Malcom X antes de romper con ellos) y the New Black Panther Party, estas tres siendo las organizaciones que frenaron la revuelta en agosto con acosamiento y discursos sexistas, autoritarios, pacifistas (abiertamente o disfrazado en un lenguaje de orden) y de tensión racial, mas ONG o cultos/partidos comunistas organizaron manifestaciones o concentraciones con el fin de malgastar la rabia, reclutar para su organización o secta, recibir atención mediática, proteger la paz social y prevenir una insurrección.

Desafortunadamente, algunos anarquistas participaron no intencionadamente en esta maniobra, enfocando en el incumplimiento del Estado de sus propias reglas o, mas común, en la violencia policial, cuando de verdad la policía, en una postura poco común, recibía disparos y en vez de responder con fuerza militar (si, la Guardia Nacional estaba movilizada pero no entró en pleno combate), retrocedía y seguía con las disculpas y gestos de reconciliación… así, algunos anarquistas que no habían roto con la izquierda hablaron sobre las personas que viven diariamente la violencia de la policía como víctimas, cuando en varias ciudades habían puesto en práctica el reconocimiento del estado de guerra que vivimos desde siempre, y respondieron como guerreros en vez de victimas. Y en algunas ciudades, las y los anarquistas también respondieron como guerreros, casi siempre ayudando a aumentar la conflictividad o aprender modos de lucha más intensos.

No es la primera vez que se ha respuesto a un asesinato policial con disturbios, pero la práctica se está convirtiendo en costumbre cada vez mas desde las revueltas de Oscar Grant en Oakland en 2009. Además los anarquistas están aprendiendo luchar codo a codo con comunidades segregadas que hace tiempo han aprendido a rechazar a la política y a los políticos (desde el Partido Demócrata hasta los Panthers).

Y, quizás por primera vez, se está viendo a la posibilidad de una insurrección que se extienda de costa a costa, no solo de una raza o un sector, sino de todos los que odian al sistema, trazando una línea entre los que quieren luchar y los que solo quieren quejarse. Y tal vez no ha venido esta insurrección, pero la hemos olfateado. Me acuerdo en 2009 y 2010, como muchos compañeros aquí dijeron que en EEUU no sería posible una insurrección como la de Grecia porque el país es mucho más grande, no tiene la misma historia y cultura, etc. Ahora mas rebeldes han visto que podría ser posible.