RAMÓN VILA CAPDEVILA
Peguera 02/04/1908 – Castellnou de Bages 07/08/1963)
«La libertad hay que ganarla, día a día, es una lucha permanente y sin concesiones».
Los años pasan, hace tiempo quería dedicar a Ramón Vila Capdevila unos párrafos, de su preponderante actividad en la resistencia francesa, no muy conocida en España.
Ramón Vila Capdevila, tiene un historial de luchador inigualable. Desde muy joven militó a la CNT, estuvo en la cárcel cuando la insurrección de Fígols en 1932. Durante la guerra civil española se alistó voluntario en Valencia a la Columna de Hierro y luego en la columna Tierra y Libertad, donde hizo partida con los grupos de guerrilleros encargados de infiltrarse en las líneas enemigas, con misiones bien específicas. Al terminar la guerra se exilió cuando la retirada en Francia, pasó como todos los refugiados situaciones difíciles en varios campos de concentración. Saint Cyprien, luego Argeléz-sur-Mer donde se evadió en 1940 para volver a España, y organizar con hacer pasar por los Pirineos compañeros perseguidos y los que huían del nazismo. En 1942 en uno de sus viajes a Francia, es detenido por falsa documentación, y encarcelado en la «citadelle» de Perpiñán, enrolado meses después por la organización Todt y enviado a trabajar en una mina de bauxista en el departamento del Hérault. En 1944 se une con el ejército secreto (AS). Entra en contacto con los «franco-tiradores y partisanos (FTP)», donde el comandante Bernard le confía el comando de una compañía de españoles, con el grado de capitán. Cosa que levantó murmullos de protesta por parte de los comunistas, que no admitían ser comandados por un anarquista, aunque Ramón de lejos era el más calificado; los chismosos no tuvieron otra opción que aceptar la decisión del comandante Bernard.
En la alta Viena (Halte Viene), feudo del célebre maquis de Rochechouart, Ramón Vila, «capitain Raymond» comandaba una compañía casi exclusivamente de libertarios, no acuerda ninguna tregua a los alemanes. Especializado en explosivos, su audacia, su temeridad le hace realizar verdaderas hazañas. De toda la Resistencia, el grupo de Ramón es seguramente el que ocasiona más pérdidas en hombres i material al ejército de ocupación.
Cerca de Angoulema atacan un tren repleto de soldados y material. Un tiempo más tarde, el grupo compuesto aproximadamente de dos cientos hombres renuévela la experiencia; en esta ocasión hacen centenares de prisioneros y recuperan importante material de guerra. Una tercera acción de gran envergadura tuvo un fin dramático. Fue la explosión de un puente cerca de Saint-Junien (Alta Viena) destruyen un tren lleno de soldados de la división Panzer SS. Das REICH, una de las más fanáticas y brutales divisiones de camisas negras. Las represalias decididas por el jefe general S.S. Heinz Lammerding son terribles; la masacra de la populación de Orador-sur-Glane (el origen Orador-sur-Vaynes, que no deberá su supervivencia que a una confusión con las dos «Orador». Con un balance de 642 personas civiles asesinadas, contabilizándose: 190 hombres, 245 mujeres y 207 niños quemados vivos en la iglesia, de ellos 24 españoles.
El anuncio de la masacra de Orador, Ramón y sus hombres de acuerdo con el excapitán Marc de A.S. se lanzan en una acción de represalia contra la unidad de la división Das REICH, estacionada a Orador-sur-Vaynes, que será a su vez masacrada.
Francia liberada, el gobierno francés en reconocimiento por las destacadas acciones de bravura de Ramón en la resistencia, le concede la medalla de la Legión de Honor, que Ramón rechazó.
Seguidamente, emprendió la lucha en España contra el franquismo. Sólo o acompañado se dedicaba dinamitar torres eléctricas de alta tensión. Más tarde se unió con el grupo de Marcelino Massana Bancells que fue donde lo conocí, en la base de Santa Eugínia (Can Moreno), Berga. Estaba recuperándose de unas heridas de bala en un enfrentamiento que tuvo con la Guardia Civil.
A finales de 1949 cuando la guerrilla libertaria que actuaba en Cataluña fue prácticamente aniquilada, hubo unos pocos sobrevivientes que continuaron la lucha, Ramón fue uno de estos combatientes irreductibles que más tiempo resistió; permaneció en el monte hasta que fue abatido en 1963, tenía 55 años de edad.
Ramón vivía de las escasas ayudas que le proporcionaban los payeses i de la pensión que percibía de la resistencia francesa. De este dinero compraba material para dinamitar torres eléctricas de alta tensión y aún le quedaba para cubrir sus gastos personales, que eran mínimos. Ramón así que pasaban lo años se volvió un solitario endurecido. Pedro Sánchez fue su último acompañante que compartió con Ramón aquel aislamiento “ermitaño”.
Pedro Sánchez era un mutilado de la guerra civil, herido en el frente de Belchite (Zaragoza); al estallar una bomba sufrió heridas en la cabeza (dejando secuelas) i la amputación de los dedos de la mano izquierda. Detenido en 1962 i condenado a 30 años, acusado de haber dinamitado con Ramón varias torres eléctricas de alta tensión.
Conocí a Pedro en el penal de Burgos. Le pregunté, ¿En qué estado se encontraba Ramón cuando se separó de él en 1962?, -muy mal- respondió. Quiso dar a entender a su manera que Ramón llevaba muchos años aislado del mundo, privado de las comodidades más esenciales, viviendo a cielo abierto, tanto tiempo. sufría de reumatismo y un enorme desgaste físico. Me pareció la explicación de Pedro bastante lógica.
Ramón sucumbió inevitablemente en un enfrentamiento con tres guardias civiles, que se topó en el camino al anochecer: un cabo primera Jerómino Bernal Mateos ex divisionario y los números, Evangelista Fernández y Anacleto Adeva, el 7 de agosto de 1963, por dos proyectiles. El primero tocó la masa vascular del cuello y el segundo proyectil alcanzó la arteria del fémur. No se acercaron al cuerpo de Ramón hasta la mañana. Ramón estuvo desangrándose en el suelo cinco horas, falleció por no asistencia, según declaró años más tarde el propio doctor legista, José María Renguant, en un semanario.
Cuando fue abatido se advierte en la foto llevaba como vestimenta una cazadora y un pantalón azul oscuro, en el macuto entre otras permanencias personales: contenía un saco para dormir, un transistor, un reloj, un pantalón de recambio, calcetines, maquinilla de afeitar, material para realizar sabotajes, etc.
Ramón tuvo la muerte que había previsto, solía decir: Moriré sólo como un perro errante, se le encontraron varias estrofas, que ajustándolas ha dado el siguiente poema, que a mi opinión plasma perfectamente su personalidad:
Quiero tener mi tumba
Lejos de los campos santos,
Donde blusa blancas no haya
Ni panteones dorados
Quiero que a mi me entierren
Lejos de esos lugares falsos,
Donde la gente al año viene
a depositar sus llantos.
Quiero que a mí me entierren
arriba en el monte alto
Junto aquel pino grande
que sólo está en el barranco
Mi tumba quiero que esté
entre dos piedras de canto,
Compañeros míos han de ser
pintadas culebras, verdes lagartos
No quiero que a mi entierro vengan
curas laicos ni romanos,
y las flores han de ser
un manojo de punzantes cardos
Tampoco quiero que vengan
a decir discursos y salmos
con banderas i oropeles
vicio del mundo civilizado
Para discursos los graznidos
de los cuervos y los grajos
el aullido del zorro viejo
cuando ciego es abandonado
Ni luz ni cirios que dan
unas claridades de espanto,
A mí me alumbrarán
las centellas y los rayos.
Quiero que mi tumba sea
Cubierta de espinos altos,
De zarzas grandes y espesas,
Abrojos y salvajes cardos.
Que brote a mis alrededores
hierva para los ganados,
Y que descanse a mi sombra
el perro negro cansado
Quiero que mi cuerpo repose
lejos del bullicio humano,
Junto al pino grande que hay
en el barranco solitario
Juan Busquets
Ex maqui condenado a la pena de muerte
En un Consejo de Guerra Sumarísimo
Conmutada por la de 30 años, de los
cuales cumplió 20 años y seis días.